La prensa escribió este guión hace mucho tiempo: el senador Marco Rubio se convertiría el candidato favorecido por el “establishment” en las primarias del partido Republicano mientras las élites del partido buscan responder a las campañas insurgentes de Donald Trump y del senador Ted Cruz.
Este punto ha sido recalcado de manera especialmente fuerte en la prensa desde que el circo de Trump llegó a la campaña electoral el verano pasado: el partido Republicano tiene sus esperanzas puestas en un redentor templado, pragmático, que pueda atraer a votantes céntricos y ayudarle a los Republicanos a evitar un desastre en noviembre. (“Permitir que Trump obtenga la nominación dejaría a los Republicanos con el peor candidato que ningún partido haya tenido en décadas”, escribió Jonathan Chait en la revista New York).
El tercer lugar que obtuvo Rubio en los resultados del caucus de Iowa solo ha fortalecido el argumento, con la prensa esencialmente ungiéndolo como el ganador de Iowa. Según CNN, “puede que haya ganado la credibilidad del ”establishment" que necesita para permanecer cerca de los primeros lugares de la carrera Republicana a la presidencia en el largo plazo". Reuters coincidió, coronando al “senador de la Florida Marco Rubio y al 'establishment' Republicano” como los grandes ganadores de Iowa por el lado Republicano.
Pero ¿qué pasa cuando los hechos cambian pero el guión no? ¿Qué pasa cuando un supuesto candidato del “establishment” como Rubio comienza a apoyar el tipo de retórica fea y divisoria que se ha vuelto sinónima de las regiones más oscuras de Fox News y el partido Republicano? ¿Qué pasa cuando adopta políticas públicas radicales que solo años atrás habrían sido vistas como extremistas, hasta para los programas de radio en la frecuencia AM? (Como por ejemplo, hacer ilegales los abortos incluso para las víctimas de violación e incesto).
En otras palabras, ¿qué pasa cuando Rubio hace un cruce cerrado hacia la derecha y destruye las diferencias significativas que tenía antes con Trump? ¿O las que tenía con Cruz? ¿No vuelve eso irrelevantes y engañosas a palabras calmantes y benevolentes como “Establishment”?
No creo que quede duda de que, en general, Rubio ha recibido el beneficio de una cobertura mediática generosísima. Ya sea la conclusión arrebatadora de que es un comunicador “carismático”, o los medios felizmente tragándose el anzuelo lanzado por su campaña de que el tercer lugar en Iowa era esencialmente una victoria, o la prensa rehusándose firmemente a hacer una investigación profunda de las cuestionables finanzas del senador, ver a Rubio en el debate Republicano el año pasado atacando a la prensa por ser un súper PAC liberal para Demócratas fue entretenido. La verdad de los hechos es que, los expertos televisivos parecen adorarlo.
Una manera en la que ese afecto es demostrado, es ignorando la sustancia en la campaña de Rubio; escondiendo el extremismo que se encuentra como base de sus propuestas. Reconocer que Rubio ocupa los extremos del espectro político y que en realidad se ha movido hacia ahí aceleradamente en los últimos meses, mancha el retrato que a la prensa la gusta pintar de él: el redentor del “establishment”.
A mí, la palabra “establishment” suena como equivalente de “moderado”. Y en el caso de Rubio, eso es un mito completo.
Al colocar al senador de la Florida en ese ancho carril del “establishment”, los expertos televisivos y reporteros parecen sugerir que es de alguna manera parte de un ala pragmática del partido Republicano (¿existe eso, tan siquiera?) que practica un conservadurismo de sentido común; que es diferente y superior de esos interruptores foráneos como Trump y Cruz, que abrazan más caos político.
Esta semana, un artículo del New York Times ponía a Rubio fuera de la derecha dura Republicana que parece estar siendo atraída por Trump. Reuters explicó lo que distingue a Rubio del supuesto “exterior”, a pesar de que Rubio parece estar de acuerdo con Trump y Cruz en tantos temas, incluyendo su desdén por el Presidente Obama: "[Rubio] empapó sus críticas con un mensaje más optimista e inclusivo".
Pero solo porque un extremista cubre su retórica divisoria con lenguaje optimista, no significa que la prensa electoral deba de seguirle el juego y retratarlo como alguien que claramente no es. Y aún así...
Pronosticando las posibilidades de Rubio de llegar a la Casa Blanca, FiveThirtyEight recientemente proclamó que los estrategas Demócratas están “aterrorizados de enfrentarse a Rubio en el otoño”. ¿Por qué? Debido a su habilidad de “establishment” de ampliar el “atractivo Republicano con los moderados, los ”millennials" y los Latinos".
“Rubio está apuntándole a ser el candidato Republicano con la credibilidad de ”establishment" y el atractivo amplio necesario para ganar en una elección general, un unificador que podría juntar al electorado joven y moderado junto a los conservadores y los evangélicos", reportó el Christian Science Monitor.
¿Un unificador? Rubio se alejó de su único intento de legislación “establishment” con la reforma migratoria que él, como parte de la Pandilla de Ocho, ayudó a empujar en el Congreso. Pero rápidamente, al encontrarse fuera de tono con una base Republicana rabiosa que ha adoptado la postura anti-inmigración como la prueba de fuego definitoria, Rubio corrió tan a la derecha en este tema que ahora no solo se opone a su propia propuesta de reforma, está conectando el tema con el ascenso de ISIS.
Nada de unificar ahí.
En cuanto al potencial atractivo que Rubio ejercería sobre el electorado joven y moderado, una parte central de la narrativa mediática sobre el “establishment”, la agenda cada vez más de extrema derecha que está adoptando el senador, levanta dudas.
Rubio se opone a la expansión de revisar los antecedentes para los propietarios de armas, incluso a pesar de que un 90 por ciento de estadounidenses apoyan la medida, así como una mayoría abrumadora de propietarios de armas e incluso miembros de la Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés). Se opone a la igualdad matrimonial y “cree que a algunos tipos de empresas, como fotografías para bodas, debería permitírseles rechazar a clientes gay”. No quiere aumentar el salario mínimo (incluso a pesar de que piensa de que actualmente es muy bajo). No cree en el cambio climático.
Traducido de PolitiFact [énfasis nuestro]:
Rubio apoyará legislación anti-aborto que incluirá excepciones para violaciones e incestos, pero su preferencia es que el procedimiento sea ilegal, incluso para casos de violación e incesto.
Es importante notar que en términos de la marca “establishment”, una serie de Republicanos del “establishment” que lograron la nominación presidencial, incluyendo a Mitt Romney, el senador John McCain, y George W. Bush, todos coincidían en que permitir la legalidad del aborto en los casos de violación o incesto era el mejor enfoque. Rubio, sin embargo, se ha alejado de ese modelo y ha escogido una postura bastante más radical.
Y cuando Trump propuso prohibir la entrada de todos los musulmanes a los Estados Unidos, Rubio pareció rebasarlo en el extremismo febril, por lo menos inicialmente. “No se trata de cerrar mezquitas”, le dijo a la presentadora de Fox News, Megyn Kelly. “Se trata de cerrar cualquier lugar -- ya sea un café, un comedor, un sitio de internet -- cualquier lugar en donde los radicales se estén inspirando”. (Rubio más tarde dijo que Trump no había pensado lo suficiente su propuesta de prohibir la entrada a musulmanes.)
¿En general? “Ha sido afectado por Trump”, hizo notar Peter Beinart en la revista The Atlantic.
Puede que aún exista un candidato “establishment” escondido entre el campo Republicano que pueda intentar salvar al partido de su propio extremismo, pero en base a la definición mediática aparente de “establishment”, Rubio no es esa persona.