Originalmente publicado el 15 de Diciembre de 2014 por Karen Finney y traducido al español por el staff de Media Matters.
Dos años después, los medios conservadores intentan darle vuelta al argumento que hundió las aspiraciones presidenciales de la derecha en 2012, calificando a Hillary Clinton de estar “fuera de tono con la realidad” debido a su patrimonio personal y honorarios recibidos por discursos desde que dejó de ser Secretaria de Estado de EE.UU.. Muchas veces, con la ayuda de periodistas del interior de Washington obsesionados con el supuesto “problema de dinero” de Clinton, comentaristas conservadores hacen lo posible por disipar cualquier narrativa que apoye la opinión de la mayoría de estadounidenses de que la potencial candidata presidencial demócrata es capaz de empatizar y entender al ciudadano promedio.
Los hechos demuestran que las ganancias de Clinton en la industria de la oratoria son consistentes con las de un número de hombres de similar prominencia. De acuerdo a un estimado, en 15 meses desde el fin de su período como Secretaria de Estado hasta mayo de 2014, Clinton ha ganado $5 millones de dólares. En los 13 meses anteriores a que el ex-alcalde Rudy Giuliani buscara la presidencia en 2007, ganó más de $11 millones de dólares, cobrando cifras entre los $100,000 y los $300,000 dólares. De acuerdo a un número de reportes, el ex-Secretario de Estado Colin Powell ha recibido entre $100,000 y $200,000 dólares por discurso, ganando un estimado de $6.7 millones de dólares en honorarios por discursos en el año 2000 solamente.
Como ilustran los ataques hacia Clinton, el partido republicano no entiende por qué la etiqueta de “fuera de tono” resonó con los votantes en 2012. No fue por el patrimonio del ex-gobernador de Massachusetts Mitt Romney, ni por su éxito económico en Bain Capital, sino por sus comentarios que descartaban al 47 por ciento del electorado estadounidense, alegando que solo querían “cosas gratis”, además de su apoyo a beneficios fiscales para los estadounidenses más ricos como estrategia para crear empleos mientras favorecía severos recortes al gasto que afectaban al resto del país.
En pocas palabras, Romney SI estaba fuera de tono con la realidad. Si bien los Clinton han tenido éxito económico desde que el Presidente Clinton terminó su período, la ex-Secretaria de Estado ha sido consistente en su apoyo a causas que van desde el aumento del salario mínimo y las licencias médicas familiares pagadas, hasta la equidad salarial. Tiene también un largo historial abogando a favor de políticas que apoyan el empoderamiento económico de las mujeres, su rol en la economía nacional y las microfinanzas a lo largo de toda su trayectoria, desde que fue Primera Dama de Arkansas, pasando por la Casa Blanca y el Departamento de Estado hasta llegar a la Fundación Clinton.
Jeb Bush, ex-gobernador de Florida, ya entró en la ecuación para competir por la presidencia en 2016. En base a la línea argumentativa de los conservadores en contra de Clinton, ¿será que los millones que ha recibido en concepto de honorarios por discursos desde que dejó su cargo como gobernador en 2007, o los $3.2 millones en cuotas de juntas directivas y utilidades accionarias que ha recibido de compañías cotizantes en la bolsa lo etiquetarán como “fuera de tono” ante los ojos de los medios conservadores? ¿Qué hay del salario millonario que recibe de Barclays, o lo que el New York Times calificó como “una determinación sin excusas de expandir su patrimonio,” incluyendo “decirle a sus amigos que sus finanzas habían sufrido durante su período gubernamental”?
O, ¿será que los medios conservadores aplicarán a Bush el mismo estándar que a Romney en el 2012, cuando declararon que ni el patrimonio, ni las cuentas en el extranjero, ni el historial en Bain Capital eran cuestiones relevantes al evaluar la candidatura de Romney? En ese entonces, este tipo de aspectos eran “un esfuerzo por distraer” de las cuestiones pertinentes, como las cifras de empleo o la economía, según lo planteó un presentador de Fox News. Lo anterior sin importar que fue el mismísimo Romney quien apuntó hacia su experiencia en Bain como evidencia de que entendía la economía y la manera en que funciona, a pesar de que no parecía importarle demasiado el impacto que tenían en las economías personales de trabajadores de bajo y mediano ingreso los empleos perdidos cuando Bain cerraba una compañía.
Hasta Romney ahora admite que su trabajo en Bain Capital fue un obstáculo para sus aspiraciones presidenciales, recientemente sugiriendo lo anterior debido a que considera que la experiencia de Bush en una firma de capital privado podría darle “un problema tipo Mitt Romney.” O como lo describe un reporte reciente de Bloomberg Politics, “Como un magnate en ciernes de la industria del capital privado, ha comenzado a parecer un Mini-Mitt.”
El reporte examinaba un número de emprendimientos de Bush en el sector privado, pero es el detalle sobre los tres fondos que ha lanzado a través de Britton Hill Holdings, que co-fundó en 2013, lo que podría necesitar mayor explicación. Incluyen un fondo de $40 millones de dólares destinado a la exploración de petróleo de esquisto y un fondo de $26 millones de dólares llamado BH Logistics, respaldado por inversionistas de China, en donde el apellido Bush tiene influencia significativa. Bush fue recientemente nombrado presidente y administrador de un fondo de capital privado en el extranjero llamado BH Global Aviation. Debido a que está inscrita en el Reino Unido, la firma no es sujeto de impuestos o regulaciones estadounidenses y logró acumular $61 millones de dólares en Septiembre por medio de inversores extranjeros desconocidos.
Bush ha dicho que, con el fin de promover la transparencia, hará públicos 250,000 correos electrónicos de su época como gobernador de Florida y un libro electrónico que describe sus perspectivas sobre la manera de gobernar. Esos esfuerzos le ayudarán a enmarcar su posición en temas como la reforma educativa o la reforma migratoria, que contrastan las del electorado de las primarias Republicanas y las de parte de la prensa conservadora.
Pero dado que es poco probable que los medios conservadores apliquen al ex-Gobernador Bush los mismos estándares que aplican a la ex-Secretaria Clinton, ¿será que Bush mostrará también transparencia al respecto de su experiencia en el sector privado? De manera más amplia, ¿examinarán los medios los “problemas políticos potenciales” de la expansión “sin excusas” del patrimonio de Jeb Bush?